domingo, 15 de abril de 2012

Es malo el exceso de soledad.

Ay, ésta mesa. Que recurdos.
El brillo, el esplendor de cada día es para ti, disfrútalo.
Si quieres compañía no dudes en buscarla, alguien te busca o espera por ti.
Que me dices, quizás una playa o la montaña o cualquier rincón de la ciudad, una mesa, -sólo para dos- la complicidad de las velas, dos copas de vino, el murmullo del mar o el canto de los grillos en la oscuridad, conversando de la vida o de algo particular y la música que no debe faltar para conectar las almas en la intimidad.
Tal vez, así se presenta el amor  bajo el manto de la noche lleno de estrellas y la mirada que expresa lo que viene del sentimiento y los labios con una sonrisa que no pueden esconder la pasión del momento.
El resto me lo cuentas tú otro día como hoy. 

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