domingo, 22 de julio de 2012

CARTA PARA ELENA.

Fotografia: Mafe V. - Modelo: Carla S.

“…Con fuerza tecleo la máquina de escribir como suplicando una respuesta a mis sentimientos, como esperando una señal  para adivinar que hay en su pensamiento, en su corazón.
Como escuchando mis suplicas la vieja máquina responde y brotan las palabras como brota el agua del manantial, de la nada, como dictados vienen a mi mente cartas que nunca serán leídas por ella.
Y pienso en los sueños de mi presente, incrustados día y noche en la memoria, sueños que para otros hacerlos realidad es como suspirar y para mí, es una sombra que no puedo tocar.
Quiero convertir este pueblo en  campo de batalla, cada quien en su lugar, vigilante de los enemigos de mi amor, solo por realizar el sueño de verla un instante, caminar juntos como cualquiera de un sitio a otro, jugando a vivir en libertad.
Cualquier lugar puede ser la trinchera perfecta, los rincones de las callejuelas que me permitan robar un poco a la esperanza, hacer un beso realidad, el encuentro clandestino en cada lugar.
Espero el momento para confesarlo, pero siento que la vida se nos va y hay sueños que vuelan al espacio inalcanzable de  la soledad, al frío sin abrigo, como perdidos para siempre en el infinito.
Siento temor de lugareños y extraños, cómplices necesarios que esconden la mirada y murmuran por distracción, envidiosos de la pasión que quieren vivir y no hacen realidad, hipócritas del camino que mueren por llorar, por tener un motivo que les permita callar los secretos de sus entrañas que le den sentido a sus vivencias.
Tiempo atrás sus corazones dejaron de palpitar, los suspiros del alma han cesado ya, con la mirada apagada, sin brillo, se entregan esperando sin protestar que el sendero de la vida llegué a su final.
Si me preguntan, no los condeno, en verdad siento lástima por ellos.
Vagabundo sigo errante en mi destino, pidiendo al camino que cruce su andar, sé que ella frecuenta este lugar, las calles de Sagrario, pequeñas, empedradas como mosaicos perfectos desdibujados por el paso del tiempo, recogen sus huellas, su elegante caminar, su agraciada mirada,  figura tallada por un Ángel celestial, ser divino,  de voz sutil que hasta en la soledad de mi alma, la escucho, siento que es mi religión, máxima motivación capaz de cambiar mi destino al libre capricho del tiempo por venir.
Solo espero por ella.
La emoción invade mi ser de solo pensar que está cerca hablándome de su vida, de su día a día. Tal vez, intimando sobre lo personal de nuestras vidas.
Pasan los días y los acontecimientos  me dicen que no estoy en el olvido, que hay lucha en la batalla, pero no interpreto los sentimientos de Elena, por momentos me confundo, pierdo el rumbo hasta que comprendo su trance, el momento crítico de su vida y la ambigüedad en sus pensamientos.
Después de todo, Kay, es su amante, su guía espiritual y tiene mucha fuerza en su corazón, pero siento que no estoy aquí por casualidad, el destino me trajo a este bello paraíso terrenal, desde tan lejos,  para vivir una historia, tal vez, una vida junto a ella. En verdad tengo un sentimiento que me habla de haber vivido antes, en otra vida junto a Elena. No sé. 
A pesar de todo,  no me abandona y se aferra como yo, al sentimiento, al qué será, a la esperanza de la posibilidad.
Mis sueños y estoy seguro que los de Elena, se conjugan de colores claros, oscuros, de matices como el arcoíris,  de sentimientos que se confunden entre la tristeza, la alegría pero nunca con el olvido.
Cuando el telón oscuro de la noche se presenta en Sagrario, busco refugiarme en la inconsciencia para apagar la lucha de mis pensamientos, esperando con ansia la luz, el nuevo día, solo así podría conjugar con ella. Si cruzo su palabra lucho con el marcador del tiempo para detener los segundos, el contacto electrizante de los cuerpos que se atraen, energía incontrolable que no soy capaz de ocultar, la mirada me delata, el temblor de mis manos,  como un chiquillo enamorado, a pesar de mis largos treinta años. La experiencia de la vida en nada ha servido, cuando se presentó ante mí el amor infinito, aquel con el que pretendes caminar hasta la tumba y quizás después de ella…”

(Carta de Fernando, inspirada en Elena y los conflictos de la pasión. Parte de una Historia, del encuentro de tres mundos que dan vida a la Narración de Obsesiones de la Mente.
Todo tiene su momento.
Obsesiones de la Mente, tendrá su momento para dejar mi huella en la humanidad, para perdurar más allá de la despedida.)

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