| Cerro El Morro - Lachería - Venezuela. |
Ayer se fue.
Los recuerdos persisten, se niegan a volar.
La fuerza de una relación que destruye lo hermoso del estado de amor.
Y veo las cartas con esperanza y desprecio.
Esperanza por el pan de la vida y desprecio por la despedida.
Si levanto la mirada, veré la luz del día, el sol, la luna con su manto de estrellas, las flores y las dos gaviotas del balcón del mar, pero no más de ahí.
Un baúl vacío está en el olvido, no hay pañuelos perfumados, ni fotos compartidas, no hubo ramos de rosas, tampoco hubo espinas.
No hubo bailes ni juegos en las esquinas.
No hay recuerdos.
No puede haber recuerdos de la nada.
No extraño, no hay lugares donde hacerlo, porque no hubo ninguno.
Sigo viendo las cartas con amor y con desprecio.
Escribir aquí es mi puente al otro lado, allí está la otra orilla de la vida, aún así el agua corre bajo el puente y toca las dos riveras de la existencia.
-Riveras de amor.
-Riveras de odio.
Riveras que no se unen nunca pero van juntas a lo largo de una vida.
-Amor por lo que se fue.
-Odio por la despedida, la soledad de la partida.
Todo quedó en silencio, la soledad se vuelve rutina.
Ya no percibo el ruido de las llaves por la llegada repentina.
Sentado en la nada con la mirada en el café y el pensamiento en la distancia que se pierde sin ecos, sin respuestas.
Sin embargo, no hay heridas, nada que curar.
El mundo continúa girando uno y otro día –todo sigue igual.
Y pienso en la nobleza del papel que soporta en silencio todo lo que la pluma escribe sobre el, sin quejas, sin llantos.
Cuanto tiempo ha soportado el papel a la tinta, solo para que no queden en la nada los sueños del hombre en la soledad, para que un mundo idílico de posibles fantasías no quede en el olvido.
Sería un desperdicio que nadie perdonaría.
El pan de la vida se perdería en la nada.
El amor.
(Carta de Fernando. Obsesiones de la Mente)
No hay comentarios:
Publicar un comentario